Aunque el verano es un periodo típicamente asociado con la convivencia familiar y el disfrute, para las personas mayores esta temporada puede resultar en una intensificación de la soledad y el aislamiento social. Este fenómeno ocurre a pesar de que el verano suele ser una época de unión familiar.
Durante esta estación, las rutinas familiares cambian considerablemente, ya que muchas personas aprovechan sus vacaciones y alteran sus horarios habituales. Esto puede reducir el tiempo dedicado a la compañía de las personas mayores. Además, las altas temperaturas limitan las actividades disponibles y pueden hacer que los mayores eviten salir de casa debido a los riesgos asociados con el calor extremo.
Datos relevantes sobre la soledad en el verano
Las estadísticas del Instituto Nacional de Estadística (INE) muestran que la soledad es un problema que afecta a todas las edades, pero que es especialmente pronunciado en mujeres mayores de 65 años. Durante el verano, cuando las familias están ocupadas con viajes y otras actividades, las oportunidades de interacción social para los adultos mayores se reducen aún más.
Incremento en la demanda de cuidados
Durante el verano, la necesidad de cuidados profesionales en el hogar para personas mayores tiende a aumentar. Los riesgos asociados con el calor extremo y el aislamiento hacen que la demanda de servicios de cuidado se eleve durante estos meses. Este incremento se traduce en una mayor contratación de cuidadores y en la búsqueda de terapias especializadas para mejorar el bienestar de los mayores.
La preferencia por profesionales del cuidado en lugar de cuidadores no especializados se está volviendo cada vez más común. Los servicios más solicitados incluyen cuidadores internos y por horas, así como terapias como fisioterapia, terapia ocupacional, podología y psicología.
¿Cómo cuidar a nuestros mayores en verano?
Para asegurar que las personas mayores no enfrenten la soledad durante el verano, se pueden considerar las siguientes estrategias:
- Seleccionar destinos vacacionales inclusivos: Escoger un destino para las vacaciones que tenga en cuenta sus necesidades y que pueda integrarlo en los planes familiares. Esto permite que participe en actividades o que la familia lo visite en su hogar. Además, elegir lugares con accesibilidad adecuada y condiciones climáticas favorables puede mejorar su experiencia.
- Contratar apoyo profesional durante las vacaciones: Para disfrutar de las vacaciones sin comprometer el cuidado del mayor, se puede contratar a un cuidador profesional que se una a la familia durante este periodo. Esta persona puede ser el cuidador habitual o uno contratado temporalmente. Un cuidador profesional asegura que la persona mayor mantenga sus rutinas diarias y reciba asistencia en movilidad, medicación y actividades cotidianas, permitiendo así un descanso completo para la familia.
- Cuidado dedicado en el hogar: Si la persona mayor no puede o no desea unirse a las vacaciones, se puede optar por un cuidador interno que permanezca en el hogar. Este cuidador proporciona atención y compañía continuas, ayudando a reducir la soledad y el aislamiento.
El verano debería ser una temporada de disfrute y conexión para todos, pero para muchas personas mayores, puede ser un tiempo de soledad y aislamiento. Reconocer y abordar los desafíos específicos que enfrentan nuestros mayores durante esta época nos permite tomar medidas efectivas para asegurarnos de que no se sientan olvidados. Con una planificación cuidadosa y el apoyo adecuado, podemos garantizar que nuestros mayores se sientan valorados y acompañados.