Entrevista a Consuelo Ramiro, pionera en el bienestar social de las personas

Consuelo Ramiro fue concejala entre 1983 y 1992.

Con motivo del Día Internacional de la Mujer, hemos entrevistado a Consuelo Ramiro Martínez, la primera concejala de Bienestar Social del Ayuntamiento de Socuéllamos, un pueblo de la provincia de Ciudad Real.

A lo largo de la entrevista, nos ha podido contar cómo fue su experiencia como mujer en un entorno rural, sus inicios en el ámbito de la política y su labor con los colectivos más vulnerables.

¿Cuál fue su motivación para comenzar en la política?

Tanto mi niñez como mi adolescencia estuvo marcada por una sumisión, hacia mi familia y la iglesia, para luego pasar a ser de mi marido. Además, el entorno rural era muy diferente a lo que se vivía, incluso en aquella época, en las ciudades. En este sentido, las oportunidades que teníamos las mujeres estaban limitadas a lo que los hombres de nuestro entorno nos permitían.

Por eso, cuando vinieron a ofrecerme a mi casa salir en una lista electoral y formar parte de una democracia que acababa de empezar, sentí abrirse una puerta y una bocanada de aire fresco entrando a mi vida. Durante mis 9 años como concejala en el ayuntamiento de mi pueblo y luego en mi etapa en la Secretaría de la Mujer de la Comunidad de Madrid, he podido contribuir en la mejora de la situación de numerosas personas que lo necesitaban y, a la vez, he podido sentirme yo misma.

Mi labor política y mis cinco hijos es lo que más me llena de orgullo en esta vida.

En aquel entonces, ¿se enfrentó a algún obstáculo por el hecho de ser mujer en el ámbito político? ¿Y en el personal?

Yo era la única mujer de 18 concejales. Sin embargo, en ningún momento percibí que mis opiniones no se tuviesen en cuenta, ni se me menospreció por ser mujer. Todo lo contrario, siempre se me trató con respeto.

No obstante, fue en mi vida personal donde más obstáculos me encontré. En primer lugar, a pesar de mi carrera profesional, tuve que continuar con todas las labores de la casa y con todo lo relacionado con el cuidado de mis hijos. Además, posicionarme políticamente hizo que muchos conocidos e, incluso, familiares, me retirasen la palabra.

De hecho, mi trabajo acabó repercutiendo en mi matrimonio, lo que también me afectó profesionalmente e hizo que abandonase mi campaña para alcaldesa y me mudase a la capital para trabajar en la Secretaría de la Mujer de la Comunidad de Madrid.

En ese momento, viví con gran tristeza dejar atrás la política local y renunciar a la alcaldía. Sin embargo, en Madrid, pude continuar ayudando a mejorar la situación de las mujeres y pelear por la igualdad de oportunidades. Por eso, no me arrepiento de nada.

Consuelo Ramiro recibiendo el galardón “La Rosa de Moncloa”, por ser una de las pioneras en los Ayuntamientos democráticos.

Como concejala de Bienestar Social, ¿cómo abordó los desafíos específicos relacionados con las personas en situación de dependencia, con discapacidad y otros colectivos vulnerables?

Para empezar, la Concejalía de Bienestar Social no existía en aquel entonces. Yo fui quién solicitó ese cargo, ya que era consciente de la situación precaria de muchas personas de mi localidad en aquel momento.

Sin embargo, la realidad que me encontré fue peor de lo que me esperaba.

Junto al sargento de la Guardia Civil, fuimos casa por casa para hacer una valoración e hice un censo con todas las personas que requerían de alguna ayuda, apuntando su situación y sus necesidades.

Hay que mencionar que, en aquella época, nadie se preocupaba por las personas con discapacidad y/o en situación de dependencia. De hecho, en el caso de niños y niñas con discapacidad intelectual o Síndrome de Down, sus propios familiares los escondían en las casas, los patios o, incluso, en los corrales, para que ni siquiera los vecinos supiesen de su existencia.

Entre las iniciativas que se llevaron a cabo desde la concejalía, quiero destacar, sobre todo, la escolarización de los niños con discapacidad intelectual. En este sentido, no solo buscamos plazas en colegios de educación especial en los pueblos de alrededor, sino que también nos encargamos de conseguir autobuses para las familias que no pudiesen llevarlos a la escuela.

Otro proyecto que quiero destacar es la creación de lo que en ese tiempo se conocían como asilos y que nos permitió darle calidad de vida y cuidados a muchas personas mayores de ochenta años que vivían solas y se encontraban en muy malas condiciones.

Por último, quiero mencionar que desde la concejalía de Bienestar Social creamos el primer centro de planificación familiar del pueblo. Gracias a este servicio pudimos empoderar a las mujeres, proporcionándoles el control sobre sus cuerpos y sus vidas.

¿Hay alguna experiencia que destaque o que recuerde con más cariño?

Lo que más recuerdo es recibir en mi casa por la noche a los padres de los niños y niñas censados. Venían tarde, después de una jornada en el campo, ya que se trataba de un pueblo de agricultores, para que les rellenara la solicitud de las pensiones por el grado de discapacidad de sus hijos.

Cuando venían aceptadas, ese momento no se me olvidará jamás. La alegría, la ilusión y la satisfacción que pude sentir al ver sus caras y como me abrazaban se me ha quedado grabado. Porque esa gente vivía cada día una situación límite. Si un día llovía, no podían trabajar y, por tanto, era un día que no cobraban, hasta el punto de que en invierno esas familias pasaban hambre.

Otro momento que guardo en mi corazón es un vecino mío de siete años, con Síndrome de Down, que desde que nació no había emitido una palabra. Pudimos escolarizarlo en un colegio de educación especial en Criptana y, después de unos meses, viene con su madre a visitarme a casa. Cuando entra por la puerta, me abraza y me dice: “Gracias, Consuelo”.

Yo nunca quise un agradecimiento, solo ver cómo estábamos mejorando la vida de las personas, de mis vecinos y vecinas. Eso fue suficiente para motivarme a seguir adelante y, a día de hoy, lo sigue haciendo.

¿Considera que la formación y la educación han tenido un papel importante en la evolución de la atención y el trato hacia las personas mayores, con discapacidad y/o en situación de dependencia?

Sin lugar a dudas. En mi experiencia como concejala de Bienestar Social, me di cuenta de la falta de conciencia y comprensión en la sociedad de aquel entonces respecto las personas vulnerables. Por ejemplo, la ausencia de iniciativas y recursos ya mostraba la falta de sensibilización y conocimiento de la comunidad ante estos colectivos.

Actualmente, la creación de programas educativos destinados a eliminar estigmas y prejuicios ha contribuido a cambiar la percepción que se tiene de las personas mayores, con discapacidad y/o en situación de dependencia. Sobre todo, en el ámbito de la atención sociosanitaria.

No obstante, como mujer mayor, convivo en el día a día con situaciones edadistas. En este sentido, considero que se debe educar sobre el buen trato y la empatía en todos los ámbitos y no solo en el sector de la atención y los cuidados a personas mayores.

Compartir

Posts relacionados

¡Suscríbete a la Newsletter de ForoTF!

Mantente actualizado con las últimas convocatorias y noticias del sector al unirte a nuestro Newsletter.

¡Suscríbete a la Newsletter de ForoTF!

Nuestro equipo estará encantado de responder tus dudas o consultas.