Entrevista a los profesionales de Amavir que han hecho posible el proyecto «De Acampada con Mis Abuelos»

Amavir ha lanzado una nueva edición de sus campamentos de verano «De acampada con mis abuelos», celebrados del 26 al 30 de junio, con una segunda programada para septiembre. Este innovador programa nacional reúne a personas mayores y niños de 6 a 12 años en los centros residenciales durante una semana, donde participan en actividades conjuntas y comparten momentos memorables. Los trabajadores de Amavir nos han concedido una entrevista exclusiva sobre este emocionante proyecto intergeneracional, revelando cómo está enriqueciendo la experiencia tanto de los residentes mayores como de los jóvenes participantes.

¿Cómo surgieron los campamentos intergeneracionales «De acampada con mis abuelos» y cuál es su objetivo principal?

Este proyecto surgió hace más de quince años en nuestras residencias de Navarra y de ahí se ha ido extendiendo al resto de centros en toda España. El objetivo de esta iniciativa es doble. Por un lado, fomentar las relaciones intergeneracionales y la convivencia entre mayores y niños. Y por otro, servir también como medida de conciliación para nuestra plantilla, puesto que los campamentos se desarrollan durante la última semana de junio, cuando los niños ya no tienen colegio y aún no hay campamentos de verano. 

¿Qué actividades específicas realizan los niños y los mayores durante la semana de campamento?

Durante toda la semana hay un amplio programa de actividades que se realizan conjuntamente. Todos los profesionales diseñan actividades específicas dentro de sus respectivas áreas. Así, hay gymkanas, terapias, gimnasia compartida, sesiones de baile y de teatro, excursiones… 

¿Cuál es el impacto que tienen estos campamentos en los residentes mayores? ¿Qué beneficios físicos, cognitivos y emocionales se han observado en ellos?

Los campamentos benefician tanto a mayores como a pequeños. A estos últimos, además de pasárselo estupendamente, esta iniciativa les ayuda a acercarse sin prejuicios a la ancianidad. Y en los mayores detectamos que la convivencia con niños les provoca alegría, les fomenta la sociabilidad, les hace querer ser más activos, les despierta el sentimiento de cariño y de protección y, además, se trabaja también en la reminiscencia, porque recuerdan cuando ellos eran niños, los juegos a los que jugaban, las canciones que cantaban… Y hay otro efecto casi mágico y es que durante la semana de los campamentos descienden significativamente las consultas al médico. 

¿Este año habéis colaborado con la iniciativa “Juntos por la lectura” de Bayard. ¿Cómo se integraron los talleres de animación a la lectura en la dinámica de los campamentos? ¿Qué reacciones han tenido los participantes, tanto mayores como niños?

La editorial Bayard desarrolla desde hace años este programa y han querido unirse a los campamentos, regalando cuentos y revistas a todos los niños participantes. En algunos centros, profesionales de Bayard han impartido talleres de fomento a la lectura con la participación de mayores y niños. Se ha buscado en todo momento enfocar la lectura como algo divertido y esto ha servido también para que nuestros mayores recuerden los cuentos de su infancia, insistiendo a los niños sobre lo importante que es que lean para su formación personal. 

¿Qué medidas se implementan para asegurar que la experiencia sea beneficiosa tanto para los mayores como para los niños? ¿Cómo se manejan aspectos como la seguridad y el bienestar durante la convivencia?

Los niños están permanentemente acompañados de monitores o de profesionales del centro que esos días se dedican a esta tarea. Por su parte, los mayores ven respetados sus horarios de descanso. Cada año realizamos encuestas de satisfacción de los campamentos para detectar así áreas de mejora.  

¿Cuál ha sido la respuesta de los trabajadores de Amavir y sus familias ante la posibilidad de participar en estos campamentos intergeneracionales? ¿Cómo contribuyen estos eventos a la conciliación laboral y familiar?

La propia plantilla es de las más beneficiadas de esta iniciativa. De hecho, la mayor parte de los niños son hijos de los trabajadores. Para los niños es algo muy positivo poder ver el sitio donde trabajan sus padres. Y la conciliación es clara, por lo que hemos comentado antes de que estos campamentos se hacen justo cuando no hay colegio ni otros campamentos, una semana en la que los padres suelen tener siempre la inquietud de qué hacer con sus hijos. 

¿Qué planes tenéis para expandir o mejorar estos campamentos en el futuro? ¿Hay nuevas actividades o colaboraciones previstas que puedan enriquecer la experiencia?

Este año, además de la colaboración con Bayard para el fomento de la lectura, hemos aprovechado también para celebrar el día del voluntariado Amavir, en el que los trabajadores de las oficinas centrales nos hemos trasladado a los centros para compartir con niños, mayores y profesionales esta experiencia. Tenemos en mente poder retomar en el futuro los campamentos con estancia también nocturna, quedándose los niños a dormir en tiendas de campaña en los jardines de la residencia. Hicimos ya algunas pruebas antes de la pandemia y resultó una experiencia increíble. 

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