El siguiente artículo, escrito por Cristina Muñoz Alustiza, miembro del Comité Técnico Asesor de Foro Técnico de Formación desde 2024 representando la vocalía de Asistencial y Humanización, ofrece una perspectiva fundamental sobre la formación en el sector sociosanitario. Cristina Muñoz Alustiza es Diplomada en Enfermería y experta en Asesoramiento Personal-Counselling, Gestión de RRHH, Cuidados Paliativos y Calidad.
Próxima participación en evento
Cristina Muñoz Alustiza estará presente en la Jornada de Empresas en el Sector Sociosanitario organizada por La Dirección General del Servicio Público de Empleo de la Comunidad de Madrid en colaboración con el Instituto de la Dependencia.
La ponencia tratará sobre el mismo tema profundizando «La formación que necesita el sector sociosanitario». Previo a esta ponencia, Cristina Muñoz Alustiza ha querido compartir este artículo abordando el tema.
Este evento tendrá lugar el 14 de junio de 2014 de 09:15 a 13:00 en la Oficina de Empleo de Moratalaz, ubicada en Calle de la Hacienda de Pavones 350, 1ª Planta, Madrid. Se trata de un evento cuyas plazas son limitadas.
Claves humanistas para la formación en el sector sociosanitario
Cada profesional tiene en su rol una suma de elementos técnicos propios de su disciplina. Conocimientos, habilidades y actitudes se unen para dar cuerpo a lo que solemos denominar “rol” o “profesión”. Proponemos dar un paso más para promover la formación en otras competencias…
La calidad de los cuidados que se prestan en cualquier tipo de recurso sociosanitario, guarda estrecha relación con la competencia profesional de los cuidadores. Por más que se promuevan modelos de atención, se dicten normativas y se apueste por entornos saludables y espacios llenos de confort, el factor clave está en el contacto “piel con piel” que viven las personas mayores o personas en situación de dependencia con el conjunto de profesionales que componen el equipo multidisciplinar de los Centros y servicios. Cuando hablamos de profesionalidad, nos referimos al conjunto de competencias que ha de reunir el profesional y que abarca no solo conocimientos, sino también habilidades y especialmente actitudes que posibiliten un trato cercano, humano, eficiente y ético. En el concepto humanista de competencia profesional, hablamos de competencias no técnicas o competencias blandas que son: competencia relacional, competencia emocional, competencia ética, competencia espiritual y competencia cultural.
El reto del desaprender
Incorporar competencias requiere previamente del esfuerzo por desaprender modos de hacer y de estar que no favorecen un buen cuidado o que pueden ser perjudiciales para el propio trabajador. Con frecuencia, fruto de la experiencia, incorporamos estilos de comunicación, modos de gestionar el estrés o la implicación que resultan poco efectivos, que nos dañan, que ponen trabas al cuidado. Por este motivo, un proceso de aprendizaje requiere del cincelado de elementos sobrantes, conductas nocivas, pensamientos irracionales, hábitos arraigados que no ayudan. Hay que ser valiente para aprender, porque tiene mucho de vencer lo que uno tiene instalado en su cotidianidad para abrirse al conocimiento nuevo y el desarrollo de actitudes y habilidades.